Capítulo 1"Estoy embarazada, deberías divorciarte de Benjamín." Sugirió Consuelo.Ese día era el aniversario de bodas de Manuela Saenz y Benjamín Guerra.Manuela no había esperado la llegada de su esposo, sino la de la amante de este y la noticia de su embarazo.Eso era muy irónico, ya que después de tres años de matrimonio, él nunca la había tocado, pero en ese momento iba a tener un hijo con otra mujer.Si fuera la Manuela de antes, habría levantado la mesa y echado a Consuelo, desatando una escena de celos, pero actualmente, no tenía la energía ni la fuerza para competir con ella.Manuela apenas le echó un vistazo a la hoja del examen de embarazo antes de devolvérsela a Consuelo, mientras sonriendo le decía: "Está bien, me divorciaré."Al ver a la mujer esquelética frente a ella, Consuelo se quedó perpleja unos segundos, claramente sorprendida por su respuesta tan rápida."¿De verdad?" Preguntó Consuelo con incredulidad y Manuela asintió.Consuelo se alegró y exclamó: "¡Vamos a buscar a Benjamín ahora mismo!"Había intentado muchos trucos antes, pero Manuela nunca había cedido. Si hubiera sabido que fingir un embarazo funcionaría tan bien, lo habría hecho antes.En el auto, Manuela, con su rostro pálido, miraba por la ventana el paisaje cambiante, hasta que preguntó: "¿Sabes dónde está Benjamín?"Consuelo respondió sin dudar: "En el Hotel Luz del Amanecer."Manuela murmuró: "¿En serio... entonces está ahí...?"Hacía un mes que Benjamín no regresaba a casa y nadie a su alrededor quería, o se atrevía, a decirle dónde estaba. Ni siquiera tenía su número de teléfono, por eso, no había tenido la oportunidad de contarle sobre su enfermedad.Un mes atrás, a Manuela le diagnosticaron cáncer de estómago en etapa terminal. El médico dijo que si se operaba, tenía un 40% de posibilidades de éxito, pero, al fin y al cabo, incluso con la operación, no viviría mucho tiempo, así que lo rechazó, pues de todas formas, estaba sola, sin nadie a quien aferrarse y en lugar de prolongar su vida con medicinas, prefería que todo terminara así.Había querido irse de allí desde hacía tiempo.Manuela planeaba ir sola a aquel lugar en la campiña que Benjamín no quiso visitar con ella, pero al no haberlo visto aún, siempre había una pizca de insatisfacción en su corazón.Quería poner fin formalmente a esa relación, por eso había estado esperando, deseaba verlo una última vez, pero no podía encontrarlo.Pensando en eso, una amarga sonrisa apareció en sus labios.Al final, iría a ver a su esposo, guiada por la amante de este.De repente, en un cruce sin semáforos, vio un camión acercarse rápidamente desde la derecha.Despertando de sus pensamientos, los ojos de Manuela se ensancharon, queriendo advertirle a Consuelo que frenara, sin embargo, ya era demasiado tarde.Gritos mezclados con el estruendo de un impacto resonaron en el cruce, creando un caos total.Unos minutos después, mientras su conciencia se desvanecía, alcanzó a escuchar a alguien hablar: "Sr. Benjamín, ¡hay otra persona en el auto además de la Srta. Consuelo!""¡Prioricen a Consuelo!" Exclamó Benjamín.Luego, Manuela vio cómo forzaban la puerta y sacaban a Consuelo del asiento del conductor.Esas manos llevaban el mismo anillo de bodas que el suyo.La familia Guerra, de tan alta reputación, valoraba más que nada su imagen, por eso, a pesar de la desavenencia con Manuela, Benjamín siempre había mantenido la apariencia de un esposo modelo, y por supuesto, llevaba su anillo de bodas todos los días.Manuela cerró los ojos lentamente, mientras pensaba que a él le importaba más Consuelo, y así, su conciencia se alejó de su cuerpo, y ella dejó de respirar.No vio la desesperación en el rostro de Benjamín al saber que ella también estaba en aquel auto....En la amplia y luminosa sala, el aire acondicionado trabajaba arduamente, cuando de repente, un vaso de agua helada cayó sobre la cabeza de Manuela y esta e estremeció.El hombre a su lado dejó el vaso vacío ruidosamente sobre la mesa, mientras su melodiosa voz pronunciaba palabras duras: "¿Has despertado? Si no, ve a calmarte en la piscina exterior."Manuela levantó la cabeza, aturdida y vio al hombre que había amado durante mucho tiempo, mirándola con una expresión llena de ira.¿No había muerto en un accidente automovilístico? ¿Por qué estaba aquí?Ella observó a su alrededor y se percató de que había un jarrón roto, frutas esparcidas por el suelo y las almohadas del sofá también estaban tiradas en el suelo, empapadas de agua.Era evidente que hacía poco alguien había hecho un desastre allí.Ese escenario coincidía con un fragmento en su memoria, era algo que había ocurrido dos años atrás.Había roto el reloj de Benjamín, una pieza de marca valorada en más de cien mil dólares.Esa cantidad no era nada para la familia Guerra y la familia Saenz, pero Benjamín se había enfadado tanto, que salió dando un portazo y no regresó en toda la noche.Manuela averiguó que el reloj era un regalo de cumpleaños que Consuelo le había dado.Estaba furiosa porque él valoraba tanto un regalo de otra mujer mientras que a ella apenas le prestaba atención.En aquel entonces, Manuela era joven y temperamental, una auténtica niña mimada que nunca había aprendido a contenerse, por eso, regresó a casa para pedirle explicaciones y la discusión escaló hasta romper varias cosas en el proceso.Benjamín, por su parte, actuaba y hablaba exactamente como en ese momento, por lo que Manuela pronto se dio cuenta de que había renacido. Había vuelto al momento justo un año después de haberse casado con Benjamín. En ese entonces, la familia Saenz aún estaba intacta y ella no había sido llevada al límite.Benjamín se sentó frente a ella, obviamente enojado, pero haciendo un gran esfuerzo por contenerse.Él tenía un temperamento difícil, pero en ese momento, tras solo un año de matrimonio, aún no se había convertido en el hombre que más tarde sería, capaz de levantarle la mano a Manuela. Aquel día, ante su comportamiento caprichoso, solo le lanzó un vaso con agua."A partir de mañana, me voy de esta casa. Si quieres hacer un escándalo, hazlo tú sola." Dijo Benjamín.Manuela lo miró fijamente mientras hablaba: "Benjamín, eres mi esposo, pero siempre has tenido algo con Consuelo. ¿No debería preocuparme?"Benjamín frunció el ceño y exclamó: "¡Si no me hubieras presionado, nunca me habría casado contigo!"Ella sonrió amargamente y comentó: "Sí… Si no fuera por esos cincuenta millones, nunca te habrías casado conmigo. Desde el principio, siempre has tenido a otra persona en tu corazón…"Un año antes, la familia de Benjamín atravesaba una crisis. Él había buscado ayuda entre sus conocidos y aún le faltaban cincuenta millones de dólares, por eso, ella aprovechó la situación, usó esa suma de dinero como palanca, y forzó a Benjamín a casarse con ella.Antes era demasiado ingenua, pensaba que si permanecía a su lado, eventualmente él la miraría.Hasta que se llevó a sí misma al límite y finalmente comprendió que en el corazón de Benjamín, nunca había habido un espacio para ella.Ya había caído en la desesperación una vez, por tanto, en su nueva vida, no cometería el mismo error.Manuela cerró los ojos y habló con voz serena: "No necesitas mudarte. ¿No has querido divorciarte durante todo este tiempo? Estoy de acuerdo."...Después de que Benjamín se fuera, Manuela también comenzó a empacar sus cosas para irse.Había llamado al chófer de la familia para que la esperara en la entrada de la casa de la familia Guerra.Con su equipaje en mano, ella salió de la habitación y el mayordomo se acercó para recoger su maleta con amabilidad.Manuela lo miró con una expresión tranquila y le dijo: "Gracias.""Es mi deber." Respondió el mayordomo y después de acompañarla escaleras abajo, preguntó: "Señora, ¿a dónde va?""A casa." Contestó Manuela, pero preocupada de que no la entendiera, añadió: "A casa de la familia Saenz.""¿Lo sabe el señor?" Indagó el mayordomo y Manuela respondió: "Se lo mencioné."Esa mañana, cuando hablaron del divorcio, le comentó de pasada que esa misma tarde se mudaría de nuevo a la casa de la familia Saenz, pero en ese momento Benjamín no había dado ninguna respuesta, quizá ni siquiera la había escuchado.Ese día, en toda la mansión se rumoraba que Manuela y Benjamín se iban a divorciar.El mayordomo, que al principio no lo creía, actualmente estaba dudando.Había visto crecer a ambos y, en el fondo, deseaba que pudieran ser felices juntos, por tanto, no pudo evitar aconsejar: "Señora, es normal que las parejas tengan problemas. Mi esposa y yo también discutimos a menudo, pero sabemos que no podemos perdernos el uno al otro. Si realmente siente algo por el señor, no deje que una rabieta..."Manuela, interrumpiéndolo, declaró los hechos con serenidad: "Pero él no siente nada por mí."Y actualmente, ella tampoco sentía nada por él.Cuando terminaron de bajar las escaleras de caracol, ella tomó de nuevo su equipaje y dijo: "Déjalo aquí, por favor. Puedo salir sola, gracias."Después de decir esas palabras, Manuela tomó la maleta y sin mirar atrás, se dirigió hacia la puerta.El mayordomo la observó durante mucho tiempo, con una premonición en su corazón: ‘Parecía que la joven señora nunca regresaría’.El joven señor finalmente había perdido a la mujer que lo había estado persiguiendo durante diez años.La había perdido, y nunca volvería a encontrarla.Manuela actuó con rapidez y al día siguiente ya le había pedido a un abogado que redactara el acuerdo de divorcio, y lo envió directamente al Grupo Surtido Moderno.El acuerdo de divorcio que Manuela había preparado consistía en solo unas pocas hojas. No quería ni un centavo de la familia Guerra, así que se ahorró los documentos de división de bienes.Los oscuros ojos de Benjamín recorrieron el acuerdo de divorcio rápidamente, y de inmediato soltó una risa fría.Conocía demasiado bien la personalidad de Manuela.El día anterior había dicho que nunca lo dejaría para que estuviera con Consuelo, ¿cómo podría en ese momento querer divorciarse tan fácilmente?Ese alboroto probablemente fue por aquel reloj, o tal vez porque él le había lanzado un vaso con agua.¿Acaso quería usar el divorcio para obligarlo a disculparse?¡Entonces estaba completamente equivocada!Benjamín, con indiferencia, arrojó nuevamente el acuerdo de divorcio sobre la mesa e indagó: "¿Dijo algo más?"El hombre que había ido a entregarle los documentos dijo respetuosamente: "La señora me pidió que le dijera que mañana a las nueve de la mañana lo esperará en el ayuntamiento, y espera que sea puntual.""Entendido, puedes salir." Respondió Benjamín y acto seguido metió el acuerdo de divorcio en la trituradora de documentos y volvió a trabajar, sin darle importancia al asunto.¿Manuela divorciarse de él? Eso era simplemente un cuento de hadas.Preferiría creer que Surtido Moderno cerraría al día siguiente antes que creer que Manuela podría dejarlo....Al día siguiente, Manuela esperó toda la mañana en el ayuntamiento, pero Benjamín nunca apareció.Como no tenía el número de teléfono de Benjamín, fue directamente al Grupo Surtido Moderno.Al llegar allí, pasó el control de seguridad en el primer piso, pero Omar la detuvo en la puerta de la oficina del director ejecutivo, diciéndole: "Señora, el Sr. Benjamín está ocupado trabajando, por favor no lo moleste."Omar había estado con Benjamín durante algunos años y conocía bien la situación entre Manuela y Benjamín.Desde que se casaron, Manuela solía aparecer en la empresa de vez en cuando buscándolo, siempre por asuntos triviales y aunque era hija de la familia Saenz, Omar no la respetaba.Manuela había nacido con privilegios, se había graduado de una de las mejores universidades del país, y tenía a su disposición un sinfín de recursos, pero no mostraba ambición alguna. Apenas se graduó, se apresuró a casarse con el Sr. Benjamín, y siempre hablaba de temas banales, sin ninguna gracia.Omar pensaba que esa chica no sabía hacer nada más que lavar ropa y cocinar, y la única diferencia entre ella y su esposa era que su rostro era algo bonito, por tanto, una mujer así no merecía la atención de su jefe.Manuela, con unos tacones rojos que la hacían tan alta como Omar, sonrió de manera desafiante y replicó: "¿Y si insisto en molestar?"Antes, Manuela estaba tan centrada en Benjamín que no le prestaba atención a los demás, y no había notado la actitud de Omar, pero actualmente, con dos años más de experiencia, veía las cosas con más claridad y fácilmente detectaba el desprecio en el tono de Omar.No culpaba a Omar por menospreciarla; después de todo, incluso ella misma no aprobaba a la persona que solía ser.Omar frunció el ceño y le dijo: "Señora, si sigue insistiendo, tendré que llamar a seguridad para que la saquen."Benjamín no apreciaba a Manuela, y Omar lo sabía, por lo que las veces anteriores que ella había ido a la empresa, Omar había llamado a seguridad para "acompañarla" a la salida.Benjamín nunca lo reprendió por ello, lo cual era una especie de aprobación tácita."Vaya, Omar, tienes un gran poder aquí, ¿verdad?" Cuestionó Manuela y sonrió de forma extraña, luego se acercó a él, y en un tono bajo y suave que le hizo estremecer, dijo: "Si Benjamín se entera de que te acostaste con una secretaria, ¿crees que seguirá teniéndote en el Grupo Guerra?"El rostro de Omar cambió de color a la vez que intentaba hablar: "¿Cómo... cómo lo sabes?"Durante el embarazo de su esposa, no pudo resistir y comenzó una relación con una secretaria del departamento.La empresa prohibía estrictamente las relaciones amorosas en la oficina, y más aún considerando que lo que él tenía con su secretaria no era algo honorable. Por eso, ambos siempre actuaban con mucho cuidado.Capítulo 2"Estoy embarazada, deberías divorciarte de Benjamín." Sugirió Consuelo.Ese día era el aniversario de bodas de Manuela Saenz y Benjamín Guerra.Manuela no había esperado la llegada de su esposo, sino la de la amante de este y la noticia de su embarazo.Eso era muy irónico, ya que después de tres años de matrimonio, él nunca la había tocado, pero en ese momento iba a tener un hijo con otra mujer.Si fuera la Manuela de antes, habría levantado la mesa y echado a Consuelo, desatando una escena de celos, pero actualmente, no tenía la energía ni la fuerza para competir con ella.Manuela apenas le echó un vistazo a la hoja del examen de embarazo antes de devolvérsela a Consuelo, mientras sonriendo le decía: "Está bien, me divorciaré."Al ver a la mujer esquelética frente a ella, Consuelo se quedó perpleja unos segundos, claramente sorprendida por su respuesta tan rápida."¿De verdad?" Preguntó Consuelo con incredulidad y Manuela asintió.Consuelo se alegró y exclamó: "¡Vamos a buscar a Benjamín ahora mismo!"Había intentado muchos trucos antes, pero Manuela nunca había cedido. Si hubiera sabido que fingir un embarazo funcionaría tan bien, lo habría hecho antes.En el auto, Manuela, con su rostro pálido, miraba por la ventana el paisaje cambiante, hasta que preguntó: "¿Sabes dónde está Benjamín?"Consuelo respondió sin dudar: "En el Hotel Luz del Amanecer."Manuela murmuró: "¿En serio... entonces está ahí...?"Hacía un mes que Benjamín no regresaba a casa y nadie a su alrededor quería, o se atrevía, a decirle dónde estaba. Ni siquiera tenía su número de teléfono, por eso, no había tenido la oportunidad de contarle sobre su enfermedad.Un mes atrás, a Manuela le diagnosticaron cáncer de estómago en etapa terminal. El médico dijo que si se operaba, tenía un 40% de posibilidades de éxito, pero, al fin y al cabo, incluso con la operación, no viviría mucho tiempo, así que lo rechazó, pues de todas formas, estaba sola, sin nadie a quien aferrarse y en lugar de prolongar su vida con medicinas, prefería que todo terminara así.Había querido irse de allí desde hacía tiempo.Manuela planeaba ir sola a aquel lugar en la campiña que Benjamín no quiso visitar con ella, pero al no haberlo visto aún, siempre había una pizca de insatisfacción en su corazón.Quería poner fin formalmente a esa relación, por eso había estado esperando, deseaba verlo una última vez, pero no podía encontrarlo.Pensando en eso, una amarga sonrisa apareció en sus labios.Al final, iría a ver a su esposo, guiada por la amante de este.De repente, en un cruce sin semáforos, vio un camión acercarse rápidamente desde la derecha.Despertando de sus pensamientos, los ojos de Manuela se ensancharon, queriendo advertirle a Consuelo que frenara, sin embargo, ya era demasiado tarde.Gritos mezclados con el estruendo de un impacto resonaron en el cruce, creando un caos total.Unos minutos después, mientras su conciencia se desvanecía, alcanzó a escuchar a alguien hablar: "Sr. Benjamín, ¡hay otra persona en el auto además de la Srta. Consuelo!""¡Prioricen a Consuelo!" Exclamó Benjamín.Luego, Manuela vio cómo forzaban la puerta y sacaban a Consuelo del asiento del conductor.Esas manos llevaban el mismo anillo de bodas que el suyo.La familia Guerra, de tan alta reputación, valoraba más que nada su imagen, por eso, a pesar de la desavenencia con Manuela, Benjamín siempre había mantenido la apariencia de un esposo modelo, y por supuesto, llevaba su anillo de bodas todos los días.Manuela cerró los ojos lentamente, mientras pensaba que a él le importaba más Consuelo, y así, su conciencia se alejó de su cuerpo, y ella dejó de respirar.No vio la desesperación en el rostro de Benjamín al saber que ella también estaba en aquel auto....En la amplia y luminosa sala, el aire acondicionado trabajaba arduamente, cuando de repente, un vaso de agua helada cayó sobre la cabeza de Manuela y esta e estremeció.El hombre a su lado dejó el vaso vacío ruidosamente sobre la mesa, mientras su melodiosa voz pronunciaba palabras duras: "¿Has despertado? Si no, ve a calmarte en la piscina exterior."Manuela levantó la cabeza, aturdida y vio al hombre que había amado durante mucho tiempo, mirándola con una expresión llena de ira.¿No había muerto en un accidente automovilístico? ¿Por qué estaba aquí?Ella observó a su alrededor y se percató de que había un jarrón roto, frutas esparcidas por el suelo y las almohadas del sofá también estaban tiradas en el suelo, empapadas de agua.Era evidente que hacía poco alguien había hecho un desastre allí.Ese escenario coincidía con un fragmento en su memoria, era algo que había ocurrido dos años atrás.Había roto el reloj de Benjamín, una pieza de marca valorada en más de cien mil dólares.Esa cantidad no era nada para la familia Guerra y la familia Saenz, pero Benjamín se había enfadado tanto, que salió dando un portazo y no regresó en toda la noche.Manuela averiguó que el reloj era un regalo de cumpleaños que Consuelo le había dado.Estaba furiosa porque él valoraba tanto un regalo de otra mujer mientras que a ella apenas le prestaba atención.En aquel entonces, Manuela era joven y temperamental, una auténtica niña mimada que nunca había aprendido a contenerse, por eso, regresó a casa para pedirle explicaciones y la discusión escaló hasta romper varias cosas en el proceso.Benjamín, por su parte, actuaba y hablaba exactamente como en ese momento, por lo que Manuela pronto se dio cuenta de que había renacido. Había vuelto al momento justo un año después de haberse casado con Benjamín. En ese entonces, la familia Saenz aún estaba intacta y ella no había sido llevada al límite.Benjamín se sentó frente a ella, obviamente enojado, pero haciendo un gran esfuerzo por contenerse.Él tenía un temperamento difícil, pero en ese momento, tras solo un año de matrimonio, aún no se había convertido en el hombre que más tarde sería, capaz de levantarle la mano a Manuela. Aquel día, ante su comportamiento caprichoso, solo le lanzó un vaso con agua."A partir de mañana, me voy de esta casa. Si quieres hacer un escándalo, hazlo tú sola." Dijo Benjamín.Manuela lo miró fijamente mientras hablaba: "Benjamín, eres mi esposo, pero siempre has tenido algo con Consuelo. ¿No debería preocuparme?"Benjamín frunció el ceño y exclamó: "¡Si no me hubieras presionado, nunca me habría casado contigo!"Ella sonrió amargamente y comentó: "Sí… Si no fuera por esos cincuenta millones, nunca te habrías casado conmigo. Desde el principio, siempre has tenido a otra persona en tu corazón…"Un año antes, la familia de Benjamín atravesaba una crisis. Él había buscado ayuda entre sus conocidos y aún le faltaban cincuenta millones de dólares, por eso, ella aprovechó la situación, usó esa suma de dinero como palanca, y forzó a Benjamín a casarse con ella.Antes era demasiado ingenua, pensaba que si permanecía a su lado, eventualmente él la miraría.Hasta que se llevó a sí misma al límite y finalmente comprendió que en el corazón de Benjamín, nunca había habido un espacio para ella.Ya había caído en la desesperación una vez, por tanto, en su nueva vida, no cometería el mismo error.Manuela cerró los ojos y habló con voz serena: "No necesitas mudarte. ¿No has querido divorciarte durante todo este tiempo? Estoy de acuerdo."...Después de que Benjamín se fuera, Manuela también comenzó a empacar sus cosas para irse.Había llamado al chófer de la familia para que la esperara en la entrada de la casa de la familia Guerra.Con su equipaje en mano, ella salió de la habitación y el mayordomo se acercó para recoger su maleta con amabilidad.Manuela lo miró con una expresión tranquila y le dijo: "Gracias.""Es mi deber." Respondió el mayordomo y después de acompañarla escaleras abajo, preguntó: "Señora, ¿a dónde va?""A casa." Contestó Manuela, pero preocupada de que no la entendiera, añadió: "A casa de la familia Saenz.""¿Lo sabe el señor?" Indagó el mayordomo y Manuela respondió: "Se lo mencioné."Esa mañana, cuando hablaron del divorcio, le comentó de pasada que esa misma tarde se mudaría de nuevo a la casa de la familia Saenz, pero en ese momento Benjamín no había dado ninguna respuesta, quizá ni siquiera la había escuchado.Ese día, en toda la mansión se rumoraba que Manuela y Benjamín se iban a divorciar.El mayordomo, que al principio no lo creía, actualmente estaba dudando.Había visto crecer a ambos y, en el fondo, deseaba que pudieran ser felices juntos, por tanto, no pudo evitar aconsejar: "Señora, es normal que las parejas tengan problemas. Mi esposa y yo también discutimos a menudo, pero sabemos que no podemos perdernos el uno al otro. Si realmente siente algo por el señor, no deje que una rabieta..."Manuela, interrumpiéndolo, declaró los hechos con serenidad: "Pero él no siente nada por mí."Y actualmente, ella tampoco sentía nada por él.Cuando terminaron de bajar las escaleras de caracol, ella tomó de nuevo su equipaje y dijo: "Déjalo aquí, por favor. Puedo salir sola, gracias."Después de decir esas palabras, Manuela tomó la maleta y sin mirar atrás, se dirigió hacia la puerta.El mayordomo la observó durante mucho tiempo, con una premonición en su corazón: ‘Parecía que la joven señora nunca regresaría’.El joven señor finalmente había perdido a la mujer que lo había estado persiguiendo durante diez años.La había perdido, y nunca volvería a encontrarla.Manuela actuó con rapidez y al día siguiente ya le había pedido a un abogado que redactara el acuerdo de divorcio, y lo envió directamente al Grupo Surtido Moderno.El acuerdo de divorcio que Manuela había preparado consistía en solo unas pocas hojas. No quería ni un centavo de la familia Guerra, así que se ahorró los documentos de división de bienes.Los oscuros ojos de Benjamín recorrieron el acuerdo de divorcio rápidamente, y de inmediato soltó una risa fría.Conocía demasiado bien la personalidad de Manuela.El día anterior había dicho que nunca lo dejaría para que estuviera con Consuelo, ¿cómo podría en ese momento querer divorciarse tan fácilmente?Ese alboroto probablemente fue por aquel reloj, o tal vez porque él le había lanzado un vaso con agua.¿Acaso quería usar el divorcio para obligarlo a disculparse?¡Entonces estaba completamente equivocada!Benjamín, con indiferencia, arrojó nuevamente el acuerdo de divorcio sobre la mesa e indagó: "¿Dijo algo más?"El hombre que había ido a entregarle los documentos dijo respetuosamente: "La señora me pidió que le dijera que mañana a las nueve de la mañana lo esperará en el ayuntamiento, y espera que sea puntual.""Entendido, puedes salir." Respondió Benjamín y acto seguido metió el acuerdo de divorcio en la trituradora de documentos y volvió a trabajar, sin darle importancia al asunto.¿Manuela divorciarse de él? Eso era simplemente un cuento de hadas.Preferiría creer que Surtido Moderno cerraría al día siguiente antes que creer que Manuela podría dejarlo....Al día siguiente, Manuela esperó toda la mañana en el ayuntamiento, pero Benjamín nunca apareció.Como no tenía el número de teléfono de Benjamín, fue directamente al Grupo Surtido Moderno.Al llegar allí, pasó el control de seguridad en el primer piso, pero Omar la detuvo en la puerta de la oficina del director ejecutivo, diciéndole: "Señora, el Sr. Benjamín está ocupado trabajando, por favor no lo moleste."Omar había estado con Benjamín durante algunos años y conocía bien la situación entre Manuela y Benjamín.Desde que se casaron, Manuela solía aparecer en la empresa de vez en cuando buscándolo, siempre por asuntos triviales y aunque era hija de la familia Saenz, Omar no la respetaba.Manuela había nacido con privilegios, se había graduado de una de las mejores universidades del país, y tenía a su disposición un sinfín de recursos, pero no mostraba ambición alguna. Apenas se graduó, se apresuró a casarse con el Sr. Benjamín, y siempre hablaba de temas banales, sin ninguna gracia.Omar pensaba que esa chica no sabía hacer nada más que lavar ropa y cocinar, y la única diferencia entre ella y su esposa era que su rostro era algo bonito, por tanto, una mujer así no merecía la atención de su jefe.Manuela, con unos tacones rojos que la hacían tan alta como Omar, sonrió de manera desafiante y replicó: "¿Y si insisto en molestar?"Antes, Manuela estaba tan centrada en Benjamín que no le prestaba atención a los demás, y no había notado la actitud de Omar, pero actualmente, con dos años más de experiencia, veía las cosas con más claridad y fácilmente detectaba el desprecio en el tono de Omar.No culpaba a Omar por menospreciarla; después de todo, incluso ella misma no aprobaba a la persona que solía ser.Omar frunció el ceño y le dijo: "Señora, si sigue insistiendo, tendré que llamar a seguridad para que la saquen."Benjamín no apreciaba a Manuela, y Omar lo sabía, por lo que las veces anteriores que ella había ido a la empresa, Omar había llamado a seguridad para "acompañarla" a la salida.Benjamín nunca lo reprendió por ello, lo cual era una especie de aprobación tácita."Vaya, Omar, tienes un gran poder aquí, ¿verdad?" Cuestionó Manuela y sonrió de forma extraña, luego se acercó a él, y en un tono bajo y suave que le hizo estremecer, dijo: "Si Benjamín se entera de que te acostaste con una secretaria, ¿crees que seguirá teniéndote en el Grupo Guerra?"El rostro de Omar cambió de color a la vez que intentaba hablar: "¿Cómo... cómo lo sabes?"Durante el embarazo de su esposa, no pudo resistir y comenzó una relación con una secretaria del departamento.La empresa prohibía estrictamente las relaciones amorosas en la oficina, y más aún considerando que lo que él tenía con su secretaria no era algo honorable. Por eso, ambos siempre actuaban con mucho cuidado.Capítulo 3"Estoy embarazada, deberías divorciarte de Benjamín." Sugirió Consuelo.Ese día era el aniversario de bodas de Manuela Saenz y Benjamín Guerra.Manuela no había esperado la llegada de su esposo, sino la de la amante de este y la noticia de su embarazo.Eso era muy irónico, ya que después de tres años de matrimonio, él nunca la había tocado, pero en ese momento iba a tener un hijo con otra mujer.Si fuera la Manuela de antes, habría levantado la mesa y echado a Consuelo, desatando una escena de celos, pero actualmente, no tenía la energía ni la fuerza para competir con ella.Manuela apenas le echó un vistazo a la hoja del examen de embarazo antes de devolvérsela a Consuelo, mientras sonriendo le decía: "Está bien, me divorciaré."Al ver a la mujer esquelética frente a ella, Consuelo se quedó perpleja unos segundos, claramente sorprendida por su respuesta tan rápida."¿De verdad?" Preguntó Consuelo con incredulidad y Manuela asintió.Consuelo se alegró y exclamó: "¡Vamos a buscar a Benjamín ahora mismo!"Había intentado muchos trucos antes, pero Manuela nunca había cedido. Si hubiera sabido que fingir un embarazo funcionaría tan bien, lo habría hecho antes.En el auto, Manuela, con su rostro pálido, miraba por la ventana el paisaje cambiante, hasta que preguntó: "¿Sabes dónde está Benjamín?"Consuelo respondió sin dudar: "En el Hotel Luz del Amanecer."Manuela murmuró: "¿En serio... entonces está ahí...?"Hacía un mes que Benjamín no regresaba a casa y nadie a su alrededor quería, o se atrevía, a decirle dónde estaba. Ni siquiera tenía su número de teléfono, por eso, no había tenido la oportunidad de contarle sobre su enfermedad.Un mes atrás, a Manuela le diagnosticaron cáncer de estómago en etapa terminal. El médico dijo que si se operaba, tenía un 40% de posibilidades de éxito, pero, al fin y al cabo, incluso con la operación, no viviría mucho tiempo, así que lo rechazó, pues de todas formas, estaba sola, sin nadie a quien aferrarse y en lugar de prolongar su vida con medicinas, prefería que todo terminara así.Había querido irse de allí desde hacía tiempo.Manuela planeaba ir sola a aquel lugar en la campiña que Benjamín no quiso visitar con ella, pero al no haberlo visto aún, siempre había una pizca de insatisfacción en su corazón.Quería poner fin formalmente a esa relación, por eso había estado esperando, deseaba verlo una última vez, pero no podía encontrarlo.Pensando en eso, una amarga sonrisa apareció en sus labios.Al final, iría a ver a su esposo, guiada por la amante de este.De repente, en un cruce sin semáforos, vio un camión acercarse rápidamente desde la derecha.Despertando de sus pensamientos, los ojos de Manuela se ensancharon, queriendo advertirle a Consuelo que frenara, sin embargo, ya era demasiado tarde.Gritos mezclados con el estruendo de un impacto resonaron en el cruce, creando un caos total.Unos minutos después, mientras su conciencia se desvanecía, alcanzó a escuchar a alguien hablar: "Sr. Benjamín, ¡hay otra persona en el auto además de la Srta. Consuelo!""¡Prioricen a Consuelo!" Exclamó Benjamín.Luego, Manuela vio cómo forzaban la puerta y sacaban a Consuelo del asiento del conductor.Esas manos llevaban el mismo anillo de bodas que el suyo.La familia Guerra, de tan alta reputación, valoraba más que nada su imagen, por eso, a pesar de la desavenencia con Manuela, Benjamín siempre había mantenido la apariencia de un esposo modelo, y por supuesto, llevaba su anillo de bodas todos los días.Manuela cerró los ojos lentamente, mientras pensaba que a él le importaba más Consuelo, y así, su conciencia se alejó de su cuerpo, y ella dejó de respirar.No vio la desesperación en el rostro de Benjamín al saber que ella también estaba en aquel auto....En la amplia y luminosa sala, el aire acondicionado trabajaba arduamente, cuando de repente, un vaso de agua helada cayó sobre la cabeza de Manuela y esta e estremeció.El hombre a su lado dejó el vaso vacío ruidosamente sobre la mesa, mientras su melodiosa voz pronunciaba palabras duras: "¿Has despertado? Si no, ve a calmarte en la piscina exterior."Manuela levantó la cabeza, aturdida y vio al hombre que había amado durante mucho tiempo, mirándola con una expresión llena de ira.¿No había muerto en un accidente automovilístico? ¿Por qué estaba aquí?Ella observó a su alrededor y se percató de que había un jarrón roto, frutas esparcidas por el suelo y las almohadas del sofá también estaban tiradas en el suelo, empapadas de agua.Era evidente que hacía poco alguien había hecho un desastre allí.Ese escenario coincidía con un fragmento en su memoria, era algo que había ocurrido dos años atrás.Había roto el reloj de Benjamín, una pieza de marca valorada en más de cien mil dólares.Esa cantidad no era nada para la familia Guerra y la familia Saenz, pero Benjamín se había enfadado tanto, que salió dando un portazo y no regresó en toda la noche.Manuela averiguó que el reloj era un regalo de cumpleaños que Consuelo le había dado.Estaba furiosa porque él valoraba tanto un regalo de otra mujer mientras que a ella apenas le prestaba atención.En aquel entonces, Manuela era joven y temperamental, una auténtica niña mimada que nunca había aprendido a contenerse, por eso, regresó a casa para pedirle explicaciones y la discusión escaló hasta romper varias cosas en el proceso.Benjamín, por su parte, actuaba y hablaba exactamente como en ese momento, por lo que Manuela pronto se dio cuenta de que había renacido. Había vuelto al momento justo un año después de haberse casado con Benjamín. En ese entonces, la familia Saenz aún estaba intacta y ella no había sido llevada al límite.Benjamín se sentó frente a ella, obviamente enojado, pero haciendo un gran esfuerzo por contenerse.Él tenía un temperamento difícil, pero en ese momento, tras solo un año de matrimonio, aún no se había convertido en el hombre que más tarde sería, capaz de levantarle la mano a Manuela. Aquel día, ante su comportamiento caprichoso, solo le lanzó un vaso con agua."A partir de mañana, me voy de esta casa. Si quieres hacer un escándalo, hazlo tú sola." Dijo Benjamín.Manuela lo miró fijamente mientras hablaba: "Benjamín, eres mi esposo, pero siempre has tenido algo con Consuelo. ¿No debería preocuparme?"Benjamín frunció el ceño y exclamó: "¡Si no me hubieras presionado, nunca me habría casado contigo!"Ella sonrió amargamente y comentó: "Sí… Si no fuera por esos cincuenta millones, nunca te habrías casado conmigo. Desde el principio, siempre has tenido a otra persona en tu corazón…"Un año antes, la familia de Benjamín atravesaba una crisis. Él había buscado ayuda entre sus conocidos y aún le faltaban cincuenta millones de dólares, por eso, ella aprovechó la situación, usó esa suma de dinero como palanca, y forzó a Benjamín a casarse con ella.Antes era demasiado ingenua, pensaba que si permanecía a su lado, eventualmente él la miraría.Hasta que se llevó a sí misma al límite y finalmente comprendió que en el corazón de Benjamín, nunca había habido un espacio para ella.Ya había caído en la desesperación una vez, por tanto, en su nueva vida, no cometería el mismo error.Manuela cerró los ojos y habló con voz serena: "No necesitas mudarte. ¿No has querido divorciarte durante todo este tiempo? Estoy de acuerdo."...Después de que Benjamín se fuera, Manuela también comenzó a empacar sus cosas para irse.Había llamado al chófer de la familia para que la esperara en la entrada de la casa de la familia Guerra.Con su equipaje en mano, ella salió de la habitación y el mayordomo se acercó para recoger su maleta con amabilidad.Manuela lo miró con una expresión tranquila y le dijo: "Gracias.""Es mi deber." Respondió el mayordomo y después de acompañarla escaleras abajo, preguntó: "Señora, ¿a dónde va?""A casa." Contestó Manuela, pero preocupada de que no la entendiera, añadió: "A casa de la familia Saenz.""¿Lo sabe el señor?" Indagó el mayordomo y Manuela respondió: "Se lo mencioné."Esa mañana, cuando hablaron del divorcio, le comentó de pasada que esa misma tarde se mudaría de nuevo a la casa de la familia Saenz, pero en ese momento Benjamín no había dado ninguna respuesta, quizá ni siquiera la había escuchado.Ese día, en toda la mansión se rumoraba que Manuela y Benjamín se iban a divorciar.El mayordomo, que al principio no lo creía, actualmente estaba dudando.Había visto crecer a ambos y, en el fondo, deseaba que pudieran ser felices juntos, por tanto, no pudo evitar aconsejar: "Señora, es normal que las parejas tengan problemas. Mi esposa y yo también discutimos a menudo, pero sabemos que no podemos perdernos el uno al otro. Si realmente siente algo por el señor, no deje que una rabieta..."Manuela, interrumpiéndolo, declaró los hechos con serenidad: "Pero él no siente nada por mí."Y actualmente, ella tampoco sentía nada por él.Cuando terminaron de bajar las escaleras de caracol, ella tomó de nuevo su equipaje y dijo: "Déjalo aquí, por favor. Puedo salir sola, gracias."Después de decir esas palabras, Manuela tomó la maleta y sin mirar atrás, se dirigió hacia la puerta.El mayordomo la observó durante mucho tiempo, con una premonición en su corazón: ‘Parecía que la joven señora nunca regresaría’.El joven señor finalmente había perdido a la mujer que lo había estado persiguiendo durante diez años.La había perdido, y nunca volvería a encontrarla.Manuela actuó con rapidez y al día siguiente ya le había pedido a un abogado que redactara el acuerdo de divorcio, y lo envió directamente al Grupo Surtido Moderno.El acuerdo de divorcio que Manuela había preparado consistía en solo unas pocas hojas. No quería ni un centavo de la familia Guerra, así que se ahorró los documentos de división de bienes.Los oscuros ojos de Benjamín recorrieron el acuerdo de divorcio rápidamente, y de inmediato soltó una risa fría.Conocía demasiado bien la personalidad de Manuela.El día anterior había dicho que nunca lo dejaría para que estuviera con Consuelo, ¿cómo podría en ese momento querer divorciarse tan fácilmente?Ese alboroto probablemente fue por aquel reloj, o tal vez porque él le había lanzado un vaso con agua.¿Acaso quería usar el divorcio para obligarlo a disculparse?¡Entonces estaba completamente equivocada!Benjamín, con indiferencia, arrojó nuevamente el acuerdo de divorcio sobre la mesa e indagó: "¿Dijo algo más?"El hombre que había ido a entregarle los documentos dijo respetuosamente: "La señora me pidió que le dijera que mañana a las nueve de la mañana lo esperará en el ayuntamiento, y espera que sea puntual.""Entendido, puedes salir." Respondió Benjamín y acto seguido metió el acuerdo de divorcio en la trituradora de documentos y volvió a trabajar, sin darle importancia al asunto.¿Manuela divorciarse de él? Eso era simplemente un cuento de hadas.Preferiría creer que Surtido Moderno cerraría al día siguiente antes que creer que Manuela podría dejarlo....Al día siguiente, Manuela esperó toda la mañana en el ayuntamiento, pero Benjamín nunca apareció.Como no tenía el número de teléfono de Benjamín, fue directamente al Grupo Surtido Moderno.Al llegar allí, pasó el control de seguridad en el primer piso, pero Omar la detuvo en la puerta de la oficina del director ejecutivo, diciéndole: "Señora, el Sr. Benjamín está ocupado trabajando, por favor no lo moleste."Omar había estado con Benjamín durante algunos años y conocía bien la situación entre Manuela y Benjamín.Desde que se casaron, Manuela solía aparecer en la empresa de vez en cuando buscándolo, siempre por asuntos triviales y aunque era hija de la familia Saenz, Omar no la respetaba.Manuela había nacido con privilegios, se había graduado de una de las mejores universidades del país, y tenía a su disposición un sinfín de recursos, pero no mostraba ambición alguna. Apenas se graduó, se apresuró a casarse con el Sr. Benjamín, y siempre hablaba de temas banales, sin ninguna gracia.Omar pensaba que esa chica no sabía hacer nada más que lavar ropa y cocinar, y la única diferencia entre ella y su esposa era que su rostro era algo bonito, por tanto, una mujer así no merecía la atención de su jefe.Manuela, con unos tacones rojos que la hacían tan alta como Omar, sonrió de manera desafiante y replicó: "¿Y si insisto en molestar?"Antes, Manuela estaba tan centrada en Benjamín que no le prestaba atención a los demás, y no había notado la actitud de Omar, pero actualmente, con dos años más de experiencia, veía las cosas con más claridad y fácilmente detectaba el desprecio en el tono de Omar.No culpaba a Omar por menospreciarla; después de todo, incluso ella misma no aprobaba a la persona que solía ser.Omar frunció el ceño y le dijo: "Señora, si sigue insistiendo, tendré que llamar a seguridad para que la saquen."Benjamín no apreciaba a Manuela, y Omar lo sabía, por lo que las veces anteriores que ella había ido a la empresa, Omar había llamado a seguridad para "acompañarla" a la salida.Benjamín nunca lo reprendió por ello, lo cual era una especie de aprobación tácita."Vaya, Omar, tienes un gran poder aquí, ¿verdad?" Cuestionó Manuela y sonrió de forma extraña, luego se acercó a él, y en un tono bajo y suave que le hizo estremecer, dijo: "Si Benjamín se entera de que te acostaste con una secretaria, ¿crees que seguirá teniéndote en el Grupo Guerra?"El rostro de Omar cambió de color a la vez que intentaba hablar: "¿Cómo... cómo lo sabes?"Durante el embarazo de su esposa, no pudo resistir y comenzó una relación con una secretaria del departamento.La empresa prohibía estrictamente las relaciones amorosas en la oficina, y más aún considerando que lo que él tenía con su secretaria no era algo honorable. Por eso, ambos siempre actuaban con mucho cuidado.